Entrevista a Alberto del Pozo, Presidente de la Asociación en Defensa por la Sanidad Pública
Estefanía Niño.
La Robla
Alberto del Pozo es el presidente de la Asociación de la Defensa de la Sanidad Pública en la delegación leonesa y ejerce como médico de familia en la localidad de La Robla. Desde un punto de vista médico, analiza la situación actual del municipio en materia de salud y calidad de vida; así como el proyecto de incineración de residuos en la cementera Tudela Veguín.
¿Cuál es la valoración general de la calidad de vida, desde un punto de vista médico, en este municipio?
Después de 21 años de trabajo en La Robla, mi opinión es que este municipio carece de unos estándares medios en materia de calidad de vida, especialmente en lo ambiental; también en parcelas como el ocio y en lo concerniente al ámbito de las personas mayores y de la juventud, y muy seriamente en Sanidad y Servicios Sociales. Como no existe una verdadera calidad y convicción democrática, es muy difícil esperar un mínimo de participación de la población en sus servicios públicos. A menudo, se olvida que los servicios públicos de la Junta también deben ser apoyados y defendidos por las administraciones locales y por la propia ciudadanía.
Recientemente en una charla informativa usted apuntó que en los últimos 5 años el índice de contaminación en La Robla se ha incrementado notablemente. ¿En qué se traduce este dato para la salud de los ciudadanos de La Robla?
No lo digo yo, ni lo dice nuestra asociación, sino que lo afirma la propia Junta de Castilla y León en sus informes oficiales sobre Medio Ambiente. Sin duda, esta situación influye en la salud de los vecinos, que se ve quebrantada frecuentemente con multitud de procesos irritativos, alérgicos, respiratorios, oculares y dermatológicos, con el agravante que suponen los tratamientos periódicos que ello exige. Todo esto, además,sin entrar a cuantificar la prevalencia de procesos cancerosos que requerirían un estudio epidemiológico más pormenorizado, pero que, lamentablemente, nunca se ha hecho y para lo que nadie ha puesto ni el interés ni los recursos necesarios.
Es un hecho comprobado que el número de patologías ha aumentado en el municipio. ¿Cuáles son los principales tiposy los más comunes?
Alergias respiratorias, agudización de procesos broncopulmonares crónicos, afecciones respiratorias agudas, conjuntivitis, dermatitis, laringofaringitis, otitis externas, y otras muchas de difícil filiación, todo ello detectado de forma empírica. A ello habría que añadir la automedicación a la que estos procesos conducen, y el constante tratamiento sintomático que esta población requiere y demanda.
Como profesional médico, ¿qué opinión le merece el proyecto de incineración de residuos en la cementera Tudela Veguín de La Robla?. La empresa asegura que no supone ningún riesgo para la salud, ¿está de acuerdo?
Los médicos somos clínicos, ejercemos una forma de ciencia biomédica aplicada, pero también debemos ocuparnos de otros aspectos como la salud pública. En este sentido debemos atenernos a lo que afirman las fuentes científicas expertas en la materia y, un sinfín de organizaciones médicas nacionales e internacionales, han aportado estudios que sugieren que esa forma de incineración es potencialmente nociva para la salud y presumiblemente tóxica, con elevado riesgo de convertirse en cancerígena y teratogénica.
Las administraciones están del lado de la empresay apoyan la ejecución del proyecto. ¿Qué opina al respecto?
No creo que todas las administraciones estén del lado de la empresa. Es cierto que las empresas velan por su interés económico y por su rentabilidad, es la lógica del mercado y estas industrias no tienen porqué ser unas ONG. Pero ante el interés particular y económico de las industrias que desean ahorrar costes y aumentar sus beneficios, la Administración debe cuidar la salud de sus administrados y, lo que se está observando, es que voces expertas dependientes de las administraciones públicas guardan un cómplice silencio. No están del lado de la empresa, pero se convierten en cómplices. La Administración debería ser valiente y no lo está siendo.
Con las administraciones del lado de la empresa, ¿qué pueden hacer los habitantes de La Robla para paralizar este proyecto? ¿Qué pasos se pueden seguir?
La única respuesta es la movilización enérgica y pacífica de los ciudadanos, una presión social dialogante pero convencida,todo ello para convencer al Ayuntamiento de que aún tiene mucho que hacer y decir en este asunto. Existe una moratoria que el Ayuntamiento debería saber exigir, previa a la implantación de esta forma de incineración, y siempre en beneficio de los vecinos. En definitiva, la institución municipal debería escuchar a sus ciudadanos.
Izquierda Unida y los grupos ecologistas abogan por el ‘Principio de Precaución’ ante la incineración de residuo. Como médico, ¿que opinión le merece?
Pues que resulta evidente que aplicar el ‘Principio de Precaución’ parece ser la actitud más lógica, la más coherente con el Protocolo Internacional vigente y, además, sería la actitud más democrática y saludable para la población roblana y quizá también del resto de la comarca.
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