Fuente: Yahoo Noticias
Hermosillo, 26 Dic. (Notimex).- Universidades de Sonora y Arizona, así como diversos organismos, realizaron una investigación para actualizar la información sobre el monitoreo del residuo de plaguicidas en alimentos y sus efectos crónicos irreversibles.
Asimismo, participan en el estudio realizado en entre 2007 y 2010 las universidades de California campus Davis, de Arizona, el Colegio de Salud Pública, así como el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD).
La científica de la Universidad de Sonora (Unison) expuso que el vacío de información actualizada sobre la utilización de plaguicidas que ayude a generar registros que documenten su uso y fomenten la creación de un sistema de control en todas las áreas agrícolas de México, originó la investigación.
El proyecto se denomina “Estudio preliminar para el establecimiento del monitoreo de plaguicidas en alimentos en México, con especial atención en aquellos con efectos crónicos irreversibles”.
El objetivo es integrar un grupo de trabajo interdisciplinario en Sonora que estudie la problemática de residuos de plaguicidas en alimentos y sus efectos en la salud.
Además, se trata de evaluar la información existente sobre los plaguicidas que se encuentran en alimentos consumidos y producidos en la entidad y determinar la concentración de estos químicos piretroides con efectos crónicos en la salud en alimentos básicos.
Los insecticidas piretroides son ingredientes químicos considerados moderadamente tóxicos para los mamíferos, pero los efectos crónicos pueden ser graves por los ingredientes inertes que utilizan o bien por las mezclas que se realizan con otros insecticidas.
Aldana Madrid evaluó la presencia de insecticidas piretroides en tomate, lechuga, chile verde, cebolla blanca, cebollín y papa producidos y consumidos en la entidad en zonas con mayor producción de hortalizas.
Los sitios muestreados fueron áreas de producción, invernaderos, centros de acopio o mercados de abastos.
Los insecticidas monitoreados fueron los piretroides de mayor uso como cialotrina, ciflutrina, cipermetrina, fenvalerato y deltametrina.
Se encontraron niveles por arriba de los límites máximos permitidos por el Codex Alimentarius de un 10 por ciento, pero el riesgo potencial toxicológico por insecticidas piretroides provenientes del consumo de las hortalizas analizadas es mínimo.
La especialista destacó la importancia de documentar la presencia de plaguicidas en alimentos de consumo básico, para incidir en el manejo y control del uso de los plaguicidas y se podrán prevenir intoxicaciones.
Asimismo, se podrán evitar posibles daños crónicos irreversibles en la población, además de incidir en la reducción de los niveles de estos productos químicos en los alimentos, y que en la mayoría de las ocasiones se ignoran sus efectos.
En cuanto al impacto ambiental, agregó que la utilización de plaguicidas es benéfica para el control de insectos y microorganismos que consumen y dañan los alimentos destinados al consumo humano.
Sin embargo, el no respetar las indicaciones de uso, los límites permitidos y la falta de protección del personal que los aplica, permite la dispersión en el ambiente y no sólo se dirige a los cultivos, sino que se disemina en agua, suelo y aire, provocando alteración de los ecosistemas.
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