Qué hacer con los residuos es un verdadero talón de Aquiles de la industria nuclear. En Alemania se utilizó como primer lugar de almacenamiento el depósito de Asse, pero allí se produjeron filtraciones de agua. Ello representa un peligro para la napa freática, por lo que es necesario sacar 126 mil barriles para llevarlos a otro lugar.
Decenas de miles de franceses y alemanes bloquearon un tren con desechos nucleares. El propósito de los manifestantes era señalar su oposición al paso del ferrocarril que transportó, la semana pasada, 123 toneladas de residuos radiactivos. El material originado por las centrales nucleares alemanas es llevado a Francia para ser procesado en la planta de Hague y luego es devuelto a su país de origen e instalado en la vieja mina de sal en Gorleben. El traslado de los materiales altamente tóxicos comenzó en 1995 y desde entonces han pasado once convoyes.
Pero nunca la protesta fue tan masiva como en esta oportunidad. Claro que, en última instancia, tanto los activistas como las autoridades tenían el mayor interés en que la peligrosa carga llegara a su destino sin mayores sobresaltos. Pese al encapsulamiento de los contenedores con los desechos, éstos siempre emiten algo de radiactividad. Por ello la policía alemana, encargada de proteger los vagones y camiones que hacen los traslados, ha dispuesto una rotación de los agentes para que ninguno permanezca demasiado tiempo próximo a ellos.
La amplitud de las protestas se debió a la decisión del gobierno alemán de extender en un promedio de doce años la vida útil de los reactores existentes. La Canciller Angela Merkel revirtió la decisión adoptada por el gobierno de Gerhard Schröder, conformado por una alianza entre la socialdemocracia y el Partido Verde, que decretaba el cierre de todas las plantas nucleares para el año 2022. Con la actual prórroga, que mantendrá activos algunos reactores hasta 2040, se generarán 17 mil 200 toneladas de elementos altamente tóxicos.
También el actual gobierno terminó con la moratoria a las investigaciones para convertir a Gorleben en el depósito permanente para los residuos nucleares. En muestras tomadas en este lugar se han detectado altos niveles de humedad, con la consiguiente corrosión. Incluso hay científicos que no descartan la probabilidad de inundaciones.
Qué hacer con los residuos es un verdadero talón de Aquiles de la industria nuclear. En Alemania se utilizó como primer lugar de almacenamiento el depósito de Asse, pero allí se produjeron filtraciones de agua. Ello representa un peligro para la napa freática, por lo que es necesario sacar 126 mil barriles para llevarlos a otro lugar. Todos los países que cuentan con energía nuclear han debido invertir miles de millones de dólares en la construcción de emplazamientos para almacenar los restos nucleares. Este enorme costo adicional, de tratamiento y almacenamiento de material tóxico que en algunos casos permanece activo por miles de años, no es considerado en las cuentas presentadas por la industria nuclear cuando realiza los cálculos sobre la rentabilidad de su producción eléctrica.
El transporte de materiales radiactivos es un tema crítico que produce fricciones internacionales. Chile objetó con energía el paso de buques por el extremo sur del país. Los navíos cargaban elementos altamente radiactivos entre Europa y Japón. Estos embarques utilizaron incluso el Canal de Panamá para llevar la peligrosa carga. La Armada chilena llegó, en una oportunidad, a interpelar en forma directa y en alta mar al capitán del buque carguero. Es probable que las protestas del gobierno y la acción naval disuadieran nuevos embarques. Además de los riesgos de accidentes que existen, incluso pese a las grandes precauciones, siempre está presente el temor a la proliferación. Si estos materiales cayesen en manos de organizaciones terroristas, permitirían la fabricación de lo que se conoce como “bombas sucias”. No son armas atómicas, pero los desechos radiactivos detonados junto con explosivos convencionales pueden provocar grandes daños y un pánico masivo. Por ello no faltan quienes piensan que lo más seguro es simplemente prescindir de estos elementos.
Foto: AFP.
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