La contaminación del aire, bien sea exterior o interior, repercute de forma importante sobre nuestra salud. Aunque se han tomado medidas para limitar las emisiones tanto del sector industrial como del automóvil, los resultados sobre el terreno dejan mucho que desear.
Dos estudios recientemente publicados han puesto de manifiesto la necesidad de ampliar y reforzar la legislación vigente y la importancia de que la política medioambiental europea tenga en cuenta el impacto de los contaminantes atmosféricos.
Cancerígenos, mutagénicos, tóxicos… el impacto de los contaminantes atmosféricos sobre la salud es bien conocido cuando se analizan de forma individual. Pero el análisis del impacto de estos contaminantes combinados resulta aún más necesario debido tanto a su difusión en los ámbitos local y global como a la falta de homogeneidad de los estudios epidemiológicos que sobre el tema se han realizado.
El “Health effects institute” (HEI) ha llevado a cabo un complejo estudio en el que se analizaba gran número de publicaciones relativas a la epidemiología y a la toxicología de los agentes contaminantes atmosféricos. Las conclusiones de esta investigación ponen de relieve una indiscutible relación entre la exposición a los contaminantes atmosféricos provenientes del tráfico rodado y la intensificación del asma, el desarrollo de la misma, las afecciones respiratorias no asmáticas, las alteraciones de la función pulmonar y con el aumento de casos patológicos y de la mortalidad causada por enfermedades cardiovasculares.
Entre 1980 y 1990 se registró una media de 11 millones anuales de automóviles y 23 millones de vehículos de todos los tipos que se pusieron en circulación en las carreteras del mundo entero. En la siguiente década, estas cifras alcanzaron los 27 millones, de entre los cuales un 60% pertenecía a las carreteras de Europa occidental y un 20% a las asiáticas. Debido a los beneficios fiscales de que gozan los vehículos diesel en Europa, su número es mayor en las carreteras del viejo continente. En China, donde hasta hace poco estaba prohibido este tipo de motores, su número es muy interior. En Brasil, estos vehículos están prohibidos debido a sus importantes emisiones de NOx y partículas finas.
En Europa, pese a la instauración de leyes relativamente estrictas en materia de emisiones locales de los automóviles, los resultados no son del todo satisfactorios. Esto es debido a que el número de automóviles no deja de aumentar, al igual que la dispersión urbana de las ciudades y el aumento del número de kilómetros por trayecto que esta ordenación urbana conlleva.
Actualmente, las políticas medioambientales europeas no tienen en cuenta el impacto de los contaminantes atmosféricos sobre el medioambiente. Según el “Centro Internacional de Investigaciones Climáticas de Oslo” (CICERO), la integración del impacto medioambiental de estos contaminantes en las políticas europeas lograría un ahorro de unos 2.500 millones de euros derivados del menor gasto sanitario y la disminución de los daños sobre la agricultura.
Fuente: Ladyverd
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