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Y cien

Y CIEN (artículos y relatos)
Paco Huelva

Colección PUERTA ANCHA, nº4

Edita: Ateneo Alternativo “Antonio Carrasco Suárez”
Camino del Saladillo, 11, 2º B
21007 Huelva
Página web: http://cacua.com
Coordina: Marcos Gualda
Cubierta: Marcos Gualda y barco de ideas
Diseño y maquetación: barco de ideas
Imprime: Artes Gráficas Hontiveros, S.L.
Béjar, 2006
Depósito legal: S-1900-2006
ISBN: 84-933697-7-2

BIOBIBLIOGRAFÍA:

Paco Huelva nació en Almonte (Huelva) en 1956 y emigró a Madrid con quince años.

Graduado Social por la universidad de Granada, ha desempeñado múltiples profesiones: camarero, militar profesional -durante catorce años-, librero, policía y gestor de emergencia.

Preocupado siempre por la problemática social, ha sido concejal en Aljaraque y diputado provincial en Huelva.

Amante de la literatura, se define como un lector compulsivo.

Ha publicado un libro editado por la Diputación Provincial de Huelva, en la colección Gerión de narrativa, denominado “Griego”, compuesto por una novela corta y varios relatos.

Es articulista del periódico “Odiel Información” de Huelva.

Ha sido nombrado “Cronista de la villa de Almonte” en 2006.

CONTRAPORTADA:

Y cien” es una recopilación de artículos y de narraciones breves que permite una lectura continuada –en ocasiones, decididamente apasionada-, que eleva este libro a la categoría de diario íntimo.

Y cien” es un libro vivo, el libro de un gran lector, una travesía por el pensamiento de Paco Huelva, expuesta con sinceridad y pulcritud estilística. Un salto permanente de un asunto a otro, pero con un hilo conductor: las reflexiones del autor.

Es un libro escrito a corazón abierto sobre una mesa quirúrgica de tinta. En el que golpean a borbotones la vida y las ideas. Sin máscaras. Es la obra de un escritor de pensamiento progresista, en la que su voz suena fuerte y libro: “No escribo para nadie, lo hago para mí, y a ese individuo no puedo mentirle”. En esa frase final del libro resume Paco Huelva, con un par, la filosofía de “Y cien”. Un volumen cuya lectura concluye pero que continúa abierto y vivo. Con todo un futuro de nuevos artículos por delante.

Luis Eduardo Siles

ARTÍCULOS:

R.I.P.

UNO

En la naturaleza todo muere. Cada segundo que transcurre somos algo ajeno a lo que fuimos. Las palabras, las ideas, el conocimiento cierto, las mentiras y las verdades, las naciones, los argumentos, los amores y los odios, las líneas de pensamiento –religioso, filosófico o político- también perecen: fenecen como flores vetustas y apergaminadas.

Ahora, los humanos andan descifrando el código genético: un tirabuzón helicoidal que al parecer nos define. Los científicos han encontrado en él nuestra singularidad y también nuestra homogeneidad con otras especies. Somos, al parecer, muy similares a una rana, un escarabajo pelotero o una rata de las alcantarillas suburbiales. Esto habrá supuesto un mazazo para algunos sectores radicales y nacionalistas que vienen demandando distinciones entre razas. Algunos adictos a Sabino Arana habrán adoptado una mueca despectiva dado que han preconizado su originalidad aduciendo diferencias sustanciales que los hace de otra madera, de otros elementos.

Somos, biológicamente hablando, poco más que las moscas verdes fosforescentes que pululan entre los excrementos.

DOS

Nuestra originalidad es más aparente que real, igual que nuestras ideas. Somos afortunadamente, nada especiales: una corriente incesante, por citar a Heráclito. Es más, ese código que ahora llena miles de páginas impresas también es mentira: sólo nos sostendrá un tiempo. Alguien vendrá en breve que en vez de dibujar un helicoide pintará otra figura para explicarnos y también recibirá un Nobel o cualquier otro reconocimiento. Escenas de salón. Representaciones de cara a la galería donde escenificamos nuestro desconocimiento, nuestra orfandad. Somos en realidad poca, poquita cosa en el contexto universal.

Los absolutos no existen, el mundo es dinámico. Todo tiene explicación pero sólo es válida en un tiempo y en un contexto. Einstein y algunos otros hablaron de esto, pero eso no importa. Nada de lo que pensamos es importante, es fundamental en el tiempo: solo es crucial en el momento.

Los que más defienden los absolutos son los políticos, acompañados y apoyados por los sectores económicos, religiosos y mediáticos dominantes. En realidad, estos sectores son los que conforman la opinión pública: triste y manipulada expresión que solo sustenta un sofisma. Desde la invención por Gutenberg de la tipografía, el texto impreso ha sido el elemento por excelencia para expandir la cultura y por ende, conformar los estados de opinión. Hoy se le han unido otros medios, especialmente la red y, como no, la radio y la televisión.

Los políticos y acólitos citados inventan cosas –en algunos casos para, de buena fe, mejorar el entorno; en la mayoría para mantener el poder- que incluyen en programas con los que epatar a los pueblos.