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Columna arrinconada

Colección EN PUNTA, nº 2

“COLUMNA ARRINCONADA” (poemas)

AGUSTÍN CORRALES:

Edita: Ateneo Alternativo “Antonio Carrasco Suárez”
Colaboran: Ayuntamiento de Punta Umbría y Consejo Asesor de Actividades Literarias del Área de Cultura de la Diputación de Huelva
Coordina: Marcos Gualda
Cubierta: Agustín Corrales suplanta y homenajea a Peter Gabriel en su primer elepé. (Atco, 1977. Diseño: Hipgnosis)
Diseño y maquetación: barco de ideas
Imprime: Artes Gráficas Hontiveros, S.L., Béjar, 2003
Depósito legal: S-341-2003
ISBN: 84-95327-28-7
Portada y contraportada a dos tintas y plastificadas en brillo
65 páginas

A continuación encontrará una reseña biobibliográfica de Agustín Corrales, así como el prólogo y algunos de los poemas que componen este poemario.

AGUSTÍN CORRALES
Biobibliografía

Agustín Corrales (Aljaraque, 1970)

Licenciado en Filología Hispánica

Profesor de Secundaria

Colaboraciones en publicaciones literarias:

Volandas
Botellón Literario

COLUMNA ARRINCONADA

PRÓLOGO

El atleta vallejiano

Contraviniendo el aviso (ni a los maestros sabios respetamos, aunque los citemos) que hace más de medio siglo escribió Blas de Otero en el poema Digo vivir (“Porque escribir es viento fugitivo,/y publicar, columna arrinconada”), Agustín Corrales, arrumbado cacúo en punta, ha accedido a publicar, ha accedido a dejarse roer por los lectores, ha accedido a ser “columna arrinconada”: ha accedido a morir, nos ha cedido su cadáver para que lo esnifemos. Este filólogo y poeta, el mejor y más auténtico y más ninguneado poeta de la generación cacúa de los 70, quizás por no enclavarse su discurso poético en la moda sucia que tanto nos mola a las feroces e imberbes camadas; quizás por reconocer (gente sin complejos) que es pupilo de César Vallejo y de Blas de Otero y de Machado (Antonio), entre otros carcas antológicos que ha sabido asimilar, reciclar y adecuar; quizás debido a sus hondas aspiraciones, a la pulcritud de su léxico, a la sonoridad de sus versos, a sus homenajes implícitos y explícitos (hoy que todos somos escépticos y no asumimos compromisos ni influencias), a la trascendencia de los temas que versifica (la esperanza, la muerte, el amor, el desamor, la religión, el rencor, la distancia y el olvido y el recuerdo).

Columna arrinconada, poemario debut de este escurridizo atleta del verso, de este rimador de fondo, recoge una obra plusmasquista mascada y entrenada durante más de una década. Lo recorren tres partes: Primer movimiento, compuesto mayormente de poemas últimos, íntimos y metapoéticos: “He aquí que me presento ante ustedes./Yo, el individuo más imperfecto,/el dado con números gastados,/la palabra sin chispa ni genio./Y estoy temblando de hombre,/estoy muriendo de animal perdido en una jaula,/estoy acabando un libro negro/con la portada negra,/con las páginas negras.”; Simulacros, con poemas por lo general más breves y esprintables, ácidos y en los que por primera vez descolla el sentido del humor, los matices lúdicos: “Estamos batiendo el récord/de promesas por mirada,/el récord mundial/de mentiras por palabra”; por último, Sabina y yo recoge cuatro poemas dedicados (otra vez) a un poeta que escribe mucho peor que él. Aquí late el Ruido, una de las gemas del libro: “Me vienen diciendo/que no me ría;/como si les fuera a despertar al niño./Que no grite/que no alborote/que si la edad/que si las formas;/no ven que el niño/se les durmió para siempre”.

Agustín Corrales es de fiar: pertenece a esa estirpe de poetas que ríe con sus propios chistes antes de acabarlos.

Marcos Gualda

POEMAS

He aquí que me presento ante ustedes.
Yo, el individuo más imperfecto,
el dado con números gastados,
la palabra sin chispa ni genio.
Y estoy temblando de hombre,
estoy muriendo de animal perdido en una jaula,
estoy acabando un libro negro
con la portada negra,
con las páginas negras.
Estoy callando de solo y de cobarde,
estoy sufriendo de roto y de simple,
de tonto y de mediocre.
Estoy harto de buscar en los libros de los otros,
en los versos de los otros.
Estoy cansado de las vidas de los otros.
Los espejos me dan vértigo hacia dentro.
No hay paisaje más cierto ni más triste.
Y me voy quedando entre los libros y el polvo,
entre las fotografías y el polvo,
entre las sábanas y el polvo.
No me reprochen mis poemas ni mi voz gastada.
Y me arrepiento de todo lo dicho,
me retracto de mis codos y mi espalda.
No tengan en cuenta
más que un ligero movimiento de ojos
que hice a los diez años de niño.

Me ha escrito Eva una carta de caligrafía urgente
y he tenido que venir de manera apresurada.
Me cuenta que no haces más que golpear mi recuerdo,
que lo tienes todo el día por el suelo
a patadas
y que le estás pudriendo el rostro con insultos
llamándole cursi, pedante y embustero de mierda.
Así que vengo a llevarme mi recuerdo,
a dejarte un vacío del tamaño de mi vida en la memoria,
vengo a llevarme todas las tardes de cine y de pistachos,
todas las niñas que amé desde la infancia,
y todas las calles que fuimos minando de pasos.
Vengo a borrar las huellas que dejaron
mis abrazos en tu espalda,
como un asesino torpe que vuelve al lugar del crimen.
Porque de todas formas
tú me elegiste culpable;
culpable de tu altura de montaña,
culpable de tu fuerza de gigante,
culpable de tu belleza de estatua.
Ahora me lastimas maldiciendo la distancia
porque no puedes ser luz
si yo no soy tu sombra.

lo que quieres que sienta
pero yo sé que sólo lo dices para herirme,
que no hay nadie que dé besos de esa clase
ni que haga el amor como en la tele
ni que folle tan desmesuradamente.
Sé que no te han besado
antes de salir de casa,
que te has duchado sola
y que el agua se ha llevado al fondo
sólo tus pelos y tus ganas.
Sé que sólo tus manos se atreven
con el amarillo desierto de tus bragas.
La boca te huele a silencio,
el aliento te apesta asquerosamente
a tango a bolero y a boca cerrada
y se ve que tienes las tetas caídas
del peso de la nada.