Artículo original en Choco Tóxico (incluye vídeos)
El pasado lunes 3 de abril, doña Petronila Guerrero, para no ser menos que don Pedro Rodriguez -ambos candidatos a la alcaldía del Ayuntamiento de Huelva, la una por el PSOE y el otro por el PP-, convocó a los medios para dar a conocer su propuesta respecto al futuro de las balsas de fosfoyesos.
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Resumen del proyecto: arbolitos, paneles solares, pistas deportivas, esparcimiento, ocio, investigación, desarrollo,… la caraba vamos.
Pero en realidad, Petronila no ofreció un proyecto de recuperación, ni de restauración de las balsas de fosfoyesos, sino que lo que se ha limitado a presentar, sin ofrecer plazo alguno de jecución, es su visión profética sobre los usos a los que se puede destinar el suelo contaminado una vez se recupere.
Sentado lo anterior, resulta que, si según Díaz Trillo, refiriéndose al plazo de ejecución del proyecto de recuperación de las balsas de fosfoyesos que proponen la Junta de Andalucia y el Ministerio de Medio Ambiente Rural y Marino, dijo hace unos meses “que se trata de un plan a medio o largo plazo y que, aunque los vertidos a las marismas del Tinto comenzaron en 1967, no tardaremos tanto en recuperar las balsas“, resulta, por tanto, que la duración de las obras de recuperación, según el consejero pueden llegar a durar hasta 43 años, que es el tiempo que han tardado las industrias en generar los residuos.
Pues bien, a partir de la terminación de las labores de recuperación es cuando la alcaldable Petronila podrá empezar a instalar los mundos de Yupi con los que tiene pensado colonizar ese terreno yermo.
Si los mandatos de los cargos electos municipales tienen una duración de cuatro año, podemos, grosso modo, calcular que las primeras semillas del “huerto solar” que allí quieren sembrar Petronila las pueda empezar a plantar, ya siendo bisa o tatarabuela, allá por las elecciones de 2031.
Qué clase de promesa electoral, por tanto, son todas esas patrañas para el mandato 2011-15, que es, al que yo sepa, se presenta Petronila, si cuando lleguen las nuevas elecciones de 2015, todavía, según los cálculos más optimististas del Consejero Díaz Trillo, aún no se habrán terminado, o quizá ni empezado, los trabajos de recuperación de las balsas.
Continuó Petronila en su acto de presentación de falacias fosfoyesísticas, criticando al alcalde Pedro Rodríguez, por prometer ahora en campaña electoral la retirada de los fosfoyesos, cuando en los 16 años anteriores que ha estado en el cargo no se ha ocupado lo más mínimo del problema.
Dicho argumento, que en principio parece consistente, por su certeza, sin embargo es una imprudencia viniendo de alguien cuyo partido político, el PSOE, no sólo no ha hecho nada durante esos mismos dieciséis años para solucionar el gravísimo problema de las balsas de fosfoyesos, sino que, precisamente, a lo que se ha dedicado es a fomentar y a alisar el camino de las dos empresas generadoras del desaguisado, Fertiberia y Foret, para que pudieran seguir vertiendo sus fosfoyesos a las marismas sin ningún tipo de cortapisa, llegando incluso a conceder la Autorización Ambiental Integrada a Fertiberia, a pesar de haber sido declarada por la Audiencia Nacional caducada la concesión que tenía para depositar más residuos en la marisma.
Pero es más, es un insulto para la inteligencia que esa acusación de dejadez frente al principal problema medioambiental de Huelva, la haga quien fue personalmente a Bruselas a defender a las industrias químicas frente a la Comisión Europea, reprobando finalmente ésta y el propio Parlamento Europeo la política de la Junta de Andalucía de permisividad y oscurantismo ante la contaminación sistemática de las marismas.
Para acabar con el cuadro, el acto de presentación de las falacias electorialistas de Petronila lo cerró, como estrella invitada, el Consejero de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, don José Juan Díaz Trillo, poniendo por las nubes a la alcaldable socialista por el estudio profundo (sic) que había llevado a cabo para presentar un proyecto tan bien pensado y meditado.
¿Trabajo tres paneles hechos con montajes de photosop de arbolitos, placas solares, hierbitas y pistas de atletismo colocadas encima de una foto áerea de los fosfoyesos? Anda ya. Eso empezaron a hacerlo al rato de haberse erigido Perico en improvisado adalid de la recuperación de las balsas de fosfoyesos con el fin de unir la ciudad con el río Tinto y los lugares Colombinos, que también tiene mandanga. En fin, una respuesta electoral improvisada frente a otra propuesta electoral sacada de la manga, por quienes ya no tienen más promesas que seguir incumpliendo a los ciudadados de este manicomio en el que se está convirtinedo Huelva; ciudad que se ha acostumbrado a vivir cotidianamente con una realidad paralela, virtual y fantasmagóríca que son las decenas de proyectos prometidos e incumplidos por ambos partidos.
Continuó Díaz Trillo su disertación, afirmando que la restauración -llevarse de allí los fosfoyeso, vamos- es inviable porque hacerlo costaría 2.500 millones de euros.
Lo curioso del caso es que según el director general de Sostenibilidad de la Costa y del Mar, Pedro Antonio Ríos, el coste de la retirada de los fosfosesos sería de 500 millones de euros (ver Huelva Información del 1 dic 2010, pincha aquí). Estimado Sr. Consejero, 2000 millones de euros de diferencia es mucha diferencia para limitarse a ser un simple error aritmético ¿no le parece?
¿A dónde deberían llevarse los fosfoyesos? Pues dónde los políticos y las empresas que han generado el problema decidan y se cause el menor daño posible, que para eso les pagan se supone, para buscar soluciones a los problemas y no para meterlos debajo de la alfombra o cubrirlos con un poquito de tierra para que no se vean.
Pero bueno, aquí en Huelva, ya se sabe, nunca pasa nada, incumplir promesas sale gratis. Ya se han prometido aeropuertos, ensanches, estaciones para el ave, plazas porticadas, puentes a Punta Umbria, un puente a Palos, la urbanización de los terrenos del antiguo estadio en la Isla Chica, y como no se ha hecho nada de nada, hay que inventar nuevas promesas. A ver, a ver …, qué prometemos ahora, qué nos queda para seguir tomando el pelo al personal: ¡moño! ¡los fosfoyesos!. Pues al lio. Yo voy a prometer que los retiro y me los llevo de Huelva. Pues yo que los voy a dejar chachis, niquelaos, vamos, que no los van a conocer ni la madre que los pario (una tal Fertiberia).
Para llorar.
En lugar de enredarse en monsergas electorales, los candidatos de los dos partidos mayoritarios deberían centrarse, en primer lugar, en realizar alegaciones al proyecto de recuperación de las balsas propuesto por la empresa Tragsatec, elegida por Fertiberia, Junta de Andalucia y el Estado, para llevar a cabo las labores de recuperación, cosa que ninguno de los dos ha hecho.
Es curioso, porque a este proyecto de Tragsatec, en el que han participado las Universidades de Murcia, Sevilla y Huelva, se le considera como el único viable, cuando la realidad es que no se ha permitido que se elabore ningún otro que ofrezca soluciones alternativas o diferentes (la retirada, otros tipos de tratamientos descontaminates, solución al problema de contaminación radiactiva, latente sobre todo en las capas más profundas, etc.).
Tanto Perico como Petronila, en lugar de vender ideas cuya realización se pierde en un futuro difuso e indeterminado, que nadie podrá reclamarles, deberían centrarse en exigir, tanto del Ministerio como de la Consejería de Medio Ambiente, que antes de emprender cualquier solución tendente al recubrimiento, se eliminen primer todos los contaminantes que aliñan, por toneladas, los fosfoyesos.
Los metales pesados, según la universidad de Murcia, tardarán en elimianrse por completo 300 años (ver noticia Huelva Información de 1 dic. 2010, pincha aquí), y mientras, según tiene proyectado Petronila, los niños estarán jugando en ese mágnífico espacio para el ocio que piensa construir, con una vocación “fuertemente cultural” (Díaz Trillo dixit).
Pero ahí no queda la cosa, respecto a los componentes radioactivos, el informe de Tragasatec, que para ese estudio ha contado con las Universidades de Huelva y Sevilla, no sólo no ofrece garantías de eliminación, sino que abiertamente los profesores, cosa que les honra, dicen que el proyecto de la Junta de Andalucía no sirve para nada, pues necesitarían muchísimo más tiempo que el que se les ha concedido por la Administración para elaborar un estudio fiable sobre el modo de eliminar la radioactividad existente en los fosfoyesos. En concreto, en su informe incluido en el proyecto piloto de recuperación, en el anexo V.III titulado “Primeros resultados de elementos radiactivos” vienen a decir sin tapujos que:
“no va a ser posible realizar ningún tipo de afirmación totalmente concluyente sobre la efectividad de las barreras reactivas permeables colocada en la zona (…) Un estudio esencial para poder hablar de la efectividad de las barreras instaladas, es comprobar que su efectividad permanece constante a lo largo del tiempo, y que ésta no es afectada por efectos de saturación. Desafortunadamente, este estudio requiere de un tiempo de realización que se sale fuera del marco del proyecto. (pág 7, del Anexo V.III, que se corresponde con la pág. 111 del pdf, se puede consultar en la web del MMAMRM, pincha aquí).
En definitiva, que así como las barreras en que consiste la recuperación de las balsas, dentro de trescientos años dejará libre a las mismas de contaminantes no radiactivos, de los radiactivos nada de nada.
De esto es de lo que deberían ocuparse Petronila y Perico, Perico y Petronila. Primero,conocer, después, informar, y, por ultimo, proponer soluciones, en lugar de vender humo electoral, a veces tan contaminante como los propios fosfoyesos.
Por cierto, los elementos radiactivos detectados, según el informe de las Universidades de Sevilla y Huelva para Tragsatec, son partículas tan benévolas como el Uranio 238 y 234 (en cantidades 4000 veces superiores en las presentes en el mar), el Thorio y el Polonio 210 (en cantidades 15000 veces superiores a las halladas en el mar o en la ría). Pero de estas nimiedades, para qué se va a informar, para qué se van a ocupar de ellas Perico y Petronila, con todas las cosas importantes que tienen que hacer todos los días para asegurarse su poltrona y su parcela de moquetita.
Lo que Perico y Petronila (PyP, ¿curioso, no?) deberían hacer antes de lanzar propuestas irreflexivas y poco o nada informadas, sería tomar conocimiento de primera mano de aquellos que son los que verdaderamente han luchado y dado la cara durante todas estas últimas décadas por conseguir el cese de los vertidos de fosfoyesos, en lo que sin duda ha sido la lucha más legítima, arriesgada y desinteresada por el futuro de la ciudad llevada a cabo en Huelva, y de la que ahora se quieren aprovechar los grandes partidos, cuando ya nada tienen que perder de sus aliados FOE, AIQB, sindicatos mayoritarios y todo el lobby quimico, frente a los cuales, en una lucha de David frene a Goliat, son contra los que se han tenido que batir el cobre los miembros de las Mesas de la Ria, IU, Greenpeace, Ecologistas en Acción, WWF-Adena, asociaciones de vecinos, … A ellos es a los que PyP deberían pedir su parecer, y no sólo por ser lo más razonable, sino por constituir una exigencia del Parlamento Europeo, el cual en su informe definitivo en el caso de los fosfoyesos exigia a las administraciones y a las industrias implicadas en el vertido, que: Cualquier estudio nuevo o futuro proyecto de planificación debería contar con la participación de los peticionarios, las asociaciones locales y los organismos representativos a fin de contribuir a la identificación de soluciones viables. Pero aquí, ya se sabe, entre el onubensismo rampante de Perico y la Huelva que va más allá de Petronila, qué carajo pinta Europa.
PyP, además de deber contar con todo este movimiento social y asociativo que con tanto esfuerzo ha conseguido finalmente el cese de los vertidos, lo que deberían hacer es agradecerles públicamente a esta organizaciones y ciudadanos la labor desarrollada durante tantos años en pos del beneficio de la ciudad de Huelva. Pero, muy al contrario, PyP, en lugar de agradecimiento, en una maniobra triste y deprimente, ahora que sale gratis y no arriesgan ni su cara ni su puesto, ahora, se atribuyen el merito y se atreven a tratar públicamente un tema que durante 40 años ha sido el mayor tabú de Huelva.
Pero todo no va a ser negativo. Positivo: que por fín en Huelva los fosfoyesos son una cuestión respecto de la que se ha descorrido el velo del secreto de la familia y han pasado a formar parte del debate político con la normalidad de cualquier otro tema urbanistico que afecte a la ciudad.
Que sea para bien (aunque tal como se está planteando, lo dudo mucho).