Doña Kim está escribiendo una novela que será impactante por muchos motivos que no voy a mencionar aquí. Estén vuesas mercedes atentos a su publicación y ya verán, ya verán.
Se me ha ocurrido preguntalle que si lleva muchos futuros de subjuntivos en el texto, y he aquí su respuesta:
¡Llevo algunos!
Pongo todos los que corresponden.
¡Es un acto de militancia futurosubjuntivista!
Aunque declaro que no se puede poner, de momento, en las frases coloquiales, porque no resultan realistas. Pero se puede poner en las descripciones y en la parte más narrativa.
Y mira, el otro día caí en que en Castilla, se decía en otro tiempo comella, enmendalla, decilde, etcétera
Si se ha llegado a olvidar aquellas formas y a usar las actuales, más lógicas, ha sido sin duda por la eficacia de los estudios gramaticales y por un acto de conciencia idiomática de los escritores.
O sea, que se puede tener esperanza en que, a base de repetirlo, se restaure el futuro de subjuntivo!
Otra esperanza, a un plazo algo más largo, sería alcanzar (más que recuperar en este caso) un uso casi verbal del participio presente, vigente en latín, pero en castellano reducido a algunas formas casi convertidas en nombres; por ejemplo, amante, en el uso habitual, es “el amante” o “la amante”, pero en forma verbal sería “amante yo de todo lo bello y todo lo justo”, etc
Lo mismo se puede decir de otras formas como “presidente”, “corriente”, “asaltante”, “riente”, “hablante”, “entrante”, “saliente”, etcétera. Se trataría de expandir el uso a verbos que actualmente no lo tienen (por eso no figura en las conjugaciones)
Por ejemplo, se podría decir “comiente”, “bebiente” (existe viviente, claro), “muriente”, “llegante”, “saltante”, etc
¡En fin, que vamos a dejar el castellano que no lo va a conocer ni la madre que lo parió!
Habla de parir y lo que nacen son ideas idiomáticas: digo yo que quien viere el castellano así renacido, será afortunado y nos levantará altares y monumentos, ¿no?
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