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En torno al cloro

Miguel Martín Pérez / Licenciado En Ciencias Económicas | Actualizado 23.06.2008 - huelva informacion

SI de economía, que es de lo que he vivido, más bien que mal casi medio siglo, sé muy poquito, imaginense ustedes de química, que la estudié como una asignatura más de sexto de bachillerato del glorioso plan de 1953.

No obstante lo voy a hacer suelto de manos, sin consultar papeles, ni enciclopedias, ni preguntar a ninguno de los magníficos químicos que hay en esta ciudad. Lo quiero hacer así de una forma virgen porque de esa manera creo representar la opinión de decenas de miles de onubenses que aunque viven inmersos en un Polo Químico son como yo absolutamente legos en esta materia.

Según estos lejanos conocimientos, el cloro es un “metaloide”, eso decía al menos mi libro, del grupo de los halógenos, donde se incluían otros simpáticos elementos como el flúor, el bromo y el yodo. Su símbolo es Cl y el libro lo ponía como un elemento importantísimo para la vida: Efectivamente la unión o como se llame del cloro con el sodio forma el CINa o cloruro sódico, es decir, la sal tan importante en la vida que todos la ingerimos permanentemente y sólo en pequeñas cantidades los muy hipertensos.

Es decir, que sin sal no se puede vivir o sería muy difícil, de ahí tanto la palabra salero para la gente que cae bien, como hasta el Evangelio cuando habla de la sal de la vida; o sea, que desde siempre el cloro intervino en una parte sustancial de nuestra vida y en los primeros tiempos no circulaba el dinero, sino que las transacciones se hacían en porciones de sal, porque era un bien imprescindible.

Además el libro hablaba de otras propiedades muy importantes, por ejemplo, para uso medicinales y efectivamente lean ustedes la letra chica de los prospectos médicos y es raro que en la composición del medicamento no exista algún cloruro o algo parecido. Luego “Viva el cloro”, que es casi como otro sol para nuestra existencia.

Ahora bien, mi libro de sexto también decía que a veces podía ser muy peligroso en algunas situaciones concretas o en grandes dosis y que su mejor antídoto era el tabaco. Por eso quizás yo siempre lleve un paquete abierto y otro en el bolsillo.

En Huelva tenemos, como todo el mundo sabe, una fábrica muy importante, muy moderna o al menos lo fue en su tiempo y que nadie duda los beneficios económicos y sociales que ha tenido y aún tiene para esta provincia tan necesitada de ellos.

Según creo, esa fábrica produce veinticuatro mil de toneladas de cloro, por lo que calculando un stock medio del 20%, debe siempre almacenar unas cinco mil toneladas en existencias, por cierto a 7 kilómetros de donde Ud. querido onubense vive y a menos de 5 si Ud. veranea en Punta Umbría o Mazagón.

Por contar sólo “algunos hechos”, hace unos 30 años en el Puerto de Málaga al descargarse un barco se rompió un envase que contenía una tonelada de cloro. Resultado, cuatro personas muertas en el acto (un guardia civil, dos obreros portuarios y un miembro de la tripulación) y más de sesenta heridos y asfixiados que fueron rápidamente atendidos de urgencia en el Carlos Haya. Sesenta o setenta personas que eran lógicamente las únicas que estaban en la descarga o en sus alrededores, pues la gente no suele ir en masa a ver descargar un barco como si fuesen a ver a José Tomás o al Real Madrid.

Hoy mismo por un simple escape de cloro en una central depuradora que contendría cantidades mínimas de esta sustancia se ha producido en Tres Cantos un grave incidente que ha tenido que movilizar a todas las ambulancias de la capital de España y llenar de heridos e intoxicados varios hospitales de Madrid, y esperemos que la cosa haya quedado ahí.

Mi pregunta es elemental: Si con una tonelada de cloro ocurrió lo de Málaga y con unos “polvillos”, vamos a decir, se ha formado lo de Madrid, que podría ocurrir si por arte del diablo, un atentado, terremoto, inclemencias atmosféricas graves, fallos humanos (porque todos somos mortales) o deterioro de las instalaciones, estalla un tanquecito con cinco mil toneladitas.

No quiero ser agorero pero ese suceso puede ocurrir. Fallos se pueden producir siempre y malas intenciones con menos frecuencia pero “haberlas ahilas”. Que llevemos casi 40 años sin que haya ocurrido nada o al menos nada grave que haya trascendido no quiere decir que no vaya a suceder nunca sino al contrario, que el cálculo de probabilidades se va agotando y cada día se está más cerca, al menos teóricamente. El querer ir contra la ley del cálculo de probabilidades en los grandes números es un grave error.

Esta fábrica produce además otras lindezas derivadas del cloro, como el cloroformo, de los que creo que se producen alrededor de tres mil toneladas, es decir, que casi mil puede haber siempre en existencia. El cloroformo es importantísimo y su descubrimiento y utilización en la cirugía ha salvado innumerables seres. Sin anestesia no se puede operar y por tanto hubieran muerto cientos de millones de personas en el último siglo y medio, por eso quizás en el futuro se pueda dividir la historia de la humanidad en el antes y después del cloroformo y otros anestésicos. Pero todos sabemos el riesgo que conlleva que se minimiza gracias a la experiencia de cirujanos y anestesistas. Porque si unas simples gotas pueden producir la muerte inminente de un enfermo imagínese lo que sería cientos de toneladas de golpe.

Según me dicen, entre otras lindezas más hay que considerar algo así como la cianidrina o ¿ácido cianhídrico? Que era una de las sustancias básicas de los terribles gases asfixiantes de la Primera Guerra Mundial que llenó de muertos por asfixia todo el frente germano-francés.

En la conferencia de La Haya se prohibió el uso de esta sustancia para futuras guerras y fue casi lo único que se cumplió de los acuerdos de tan “pomposa” conferencia mundial. Por algo sería que cuando todos los países beligerantes no se abstuvieron de los mayores horrores jamás concebidos, como machacar bombardeando ciudades enteras, hacer masacres racistas enormes, tratos infamantes en los campos de concentración y por fin la delicadeza “de la bomba atómica” para acabar con todo, sin embargo no se atrevieron a usar los terribles gases, puesto que creerían que aún serían más graves sus consecuencias. Sin embargo, hoy a 7 kilómetros de donde escribo el artículo y usted toma el café tranquilamente están almacenadas sustancias parecidas y posiblemente perfeccionadas, naturalmente que para usarse en fines pacíficos pero mientras se hacen y o no se hacen, van y vienen, puede haber consecuencias tan indeseables como irreparables en cuya lotería los onubenses llevamos casi todos los décimos.

Para que hablar además de que estos productos cruzan los mares de todos y muy cerca de nuestro litoral, y sobre todo las carreteras por donde usted circula diariamente para ir al trabajo o llevar sus niños al colegio y un accidente ocurre siempre por un metro o por un segundo mal calculado.

Esta empresa, que como saben se llamaba Energía e Industrias Aragonesas y ahora algo parecido pero más complicado, es de alta tecnología, en cuyo funcionamiento intervienen técnicos y trabajadores perfectamente cualificados y preparados, pero eso no quiere decir que el riesgo no exista. Traté durante mucho tiempo a su antiguo presidente D. Jaime Urquijo, que era un encanto de persona, lo mismo en la diversión (cacería o Rocío), que en el trabajo serio, igualmente a muchos de sus directores, entre los cuales cito en nombre de todos al que estuvo mas tiempo, D. Francisco Javier Aranda, que reune lo mejor de su tierra aragonesa de nacimiento y lo mejor de su tierra andaluza de adopción. Y tambien conozco a multitud de trabajadores retirados y en activo todos perfectamente cualificados y excelentes personas. Eso es una garantía, por supuesto, pero nunca una garantia total.

El hombre está calculado para vivir decenas de años, cada vez más, siempre que a partir, digamos de los cuarenta, empiece a cuidarse, las máquinas también pero creo que menos tiempo, por mucho que se cuiden. La prueba es que a lo largo de nuestra vida todos solemos tener varios coches, en cambio yo no conozco un coche que por muy “mercedes” que sea y muy bien mantenido que esté haya circulado diariamente durante cuarenta años, que es lo que más o menos lleva esta industria y casi todas las empresas de nuestra magnífico pero peligrosísimo Polo Químico.

Me he referido más concretamente a Aragonesas porque la considero la más peligrosa por sus tipos de productos pero puede hacerse extensiva a todas y no digamos ya de la “tumba-ciudad” de los fosfoyesos, porque ahí no se pueden hacer ni siquiera comparaciones con lo ocurrido en otros lugares, pues es algo inédito, donde Huelva una vez más es pionera, pero en este caso no precisamente de “un glorioso descubrimiento”.

Sería un iluso pensar que por este artículo se van a cerrar fábricas y por supuesto esa no es mi intención por lo que supone no sólo para sus trabajadores sino para toda la población, en la que me incluyo. Me conformaría con que a partir de ahora empezáramos a poner en marcha las siguientes medidas:

l. Que AIQB, la magnífica asociación de estas empresas, que naturalmente tiene la obligación de defenderlas, divulgara unos manuales donde se explicase la posibilidad de accidentes por muy improbables que fueran, explicando los primero síntomas y ya en unión con las distintas administraciones fijar un plan de acción o de evacuación en su caso, e incluso hacer algunos ejercicios de simulacros como se hacen en los barcos, cuyo riesgo de hundimiento es muchísimos menor.

2. Que por parte de las autoridades de las distintas administraciones se estuviesen bien informado a los ciudadanos. La información es la base de una democracia avanzada como es ya la nuestra y en cambio el ocultismo y la desinformación es propia de los regímenes autoritarios, que fue precisamente cuando se instalaron estas empresas en pleno auge del franquismo. Es por supuesto mejor informar e incluso asustar, que lamentar, y eso no se está haciendo.

3. Que se ampliara y se dotara de elementos humanos y materiales los servicios de protección civil, que por mucho que hayan mejorado no creo que sean los suficientes y se aplican más para romerías y actos festivos, que indudablemente son necesarios pero más aun serían en el caso no improbable de accidentes. La protección civil en Huelva debe ser de las pioneras de España, por ejemplo no podemos tener aquí la misma que en Cáceres, por poner un ejemplo de ciudad limpia y tranquila.

4. Que de alguna forma las administraciones compensaran más a Huelva con infraestructuras y servicios que a otras provincias para en parte beneficiar a los ciudadanos de los mayores riesgos que pueden padecer. En una industria peligrosa el obrero gana más que las que no son y a todos nos parece lógico, por eso una población en principio peligrosa debe también estar dotada de más bienes y servicios. Sinceramente, y me duele mucho decirlo, no veo a los sindicatos y a los políticos por la labor. ¡Otro gallo cantaría si estuviéramos en otra comunidad autónoma!



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1 comentario en En torno al cloro

  • Camarón de Comercio

    ¡¡A buenas horas, mangas azules!!
    ¿Por qué no se manifestó Ud. en similares términos, durante los varios años en los que Ud. ostentó el cargo de Presidente de la Cámara de Comercio de Huelva? ¿No cree que, en su caso particular, es un poco tarde?
    En cuanto a las cuatro medidas que propone usted al final de su artículo, ¿No cree Ud. que son tan insuficientes como diletantes? No, Sr. D. Miguel, no queremos más dinero por soportar los peligros. Cuando hay peligros, por ejemplo en las carreteras que cruzan pueblos o urbanizaciones populosas,, como son los casos de Beas, El Portil, etc., la gente reivindica allí semáforos para evitar atropellos, no un polideportivo ni un parque temático. Sino un semáforo que IMPIDA más muertes.
    Mi punto primero y único sería pues un STOP POLUCIÓN, NO MÄS CÁNCERES, SALVEMOS LA RÍA, ¿Cómo? Mandando a hacer puñetas a los asesinos de Huelva: A la AIQB (y su UGT) al completo. Gracias, Sr. ExPresidente del cotarro más venenoso que el cloro del que me habla ahora. Tarde.