Playa de “Los Enebrales”, Punta Umbría (Huelva).
Sábado, 25 de Noviembre de 2006.
En la mañana del sábado día 25 de Noviembre, a las 8:30 horas, seis socias/os Manoli, Balbi, Silvia, Hortensia, Gracia y Dani, y una colaboradora Mª. José, vimos frustradas nuestras esperanzas de acudir a la campaña Cuidemos la Costa, teniendo que anular la actividad por segundo año consecutivo, debido a las malas condiciones meteorológicas de lluvia y viento con las que amanecía, no siendo mejores las previsiones para el resto del día.
Y decimos frustradas, pues es un gran esfuerzo para una asociación de voluntarios organizar una actividad, para que esta se trunque por causas ajenas a la organización; pero, por otra parte, qué podemos esperar del mes de noviembre en nuestras latitudes además de abundantes precipitaciones. Sobre este extremo no podemos hacer nada, ¿o sí?, ya que la fecha de la acción nos viene impuesta en la segunda quincena de Noviembre, hecho paradójico, pues en el formulario que debemos rellenar dice: “la observación debería efectuarse en la última semana de Octubre”.
Pese a lo anteriormente expuesto, el día nos regalo una buena tarde y habiendo recibido un aviso de varamiento de un delfín muerto, en la playa urbana de Punta Umbría, a la altura del Restaurante Miramar, allá acudimos. Y cual vigilante de la costa, pudimos observar el lamentable estado que presentaba nuestra costa en medio del temporal en el que nos encontrábamos, y que había escupido a la playa, además del citado delfín (el cual era un macho de delfín común -Delphinus delphis- de 1.75 m de longitud); abundantes residuos procedentes de algunas de la embarcaciones que surcan nuestras costas y que vierten al mar aquello que ya no les sirve, como si de un enorme vertedero se tratase, un bidón vacío de aceite para engranajes, una red de trasmallo que ya dio su servicio, un cubo roto…, pero si en nuestros pueblos y ciudades vemos cada día como algunos de nuestros incívicos vecinos arrojan donde les da la gana, basuras y desperdicios, que se espera que no viertan al mar, sigamos contaminando y ensuciando el plato del que tenemos que comer, a ver hasta cuando aguanta.
Pues bien, con la pena de no haber podido tomar más datos de los residuos que encontrábamos aquí y allá desperdigados, nos fuimos hacia casa a secarnos y redactar esta breve pero intensa y apasionada memoria.
Por Daniel Bravo.
Publicado: 29 de Noviembre de 2006.
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